Por: Sebastián
Fernández
Facebook: Sebastián Fernández
Twitter: @Sebafernandez01
___________________________________________________________________
Transcurren
tiempos de grandes definiciones para el periodismo, y la mente del artista de
la información suele ser el elemento más puro dentro de la discusión. Convenios
laborales, Ley de Medios Audioudiovisuales, una nueva época de la democracia
argentina y otros factores son los que atraviesan la realidad del trabajador,
mientras éste sigue firme con un único objetivo: poner una pequeña y particular
porción de la realidad ante los ojos de apenas una parte del pueblo. Semejante
responsabilidad dignifica esta tarea cuando se hace con sentido de vocación. La Bicentenario Mendoza
saluda en el Día del Periodista a todos los que luchan cotidianamente por esta
digna profesión.
Ha transcurrido una semana intensa para
la labor periodística, por ello nuestro saludo también llegará con mayor
intensidad. Hace algunas semanas, periodistas del programa televisivo
oficialista “678”
fueron a cubrir una marcha que se realizaba contra el enjuiciamiento al jefe de
gobierno porteño, Mauricio Macri, y fueron agredidos. Parecía que este acto
quedaría como un hecho aislado y desafortunado; sin embargo, el pasado viernes
ocurrió lo mismo pero con un marco más grave. Resulta que el equipo del mismo
programa se dirigió a cubrir una manifestación contra los controles al dólar y
los vecinos que marchaban en el coqueto barrio porteño de Recoleta atacaron
salvajemente a nuestros colegas. Tres días más tarde, similar suerte corrieron
algunos trabajadores de la agencia oficial Télam.
Lamentable pero real. Dentro de un clima
enrarecido por parte de un extremo de la sociedad y de nuestros benditos medios
de comunicación, en este caso los más pudientes –todos con un mismo dueño–, se
hacen escuchar reclamos que van directamente en contra de las políticas
de este gobierno que ganó legitimidad absoluta en las urnas para conducir los
destinos de 40 millones de argentinos. En este marco se produce un nuevo paro
agropecuario convocado por la
Mesa de Enlace, dando inmediata respuesta a medidas que han
quedado más que claras.
Hace algunos días, como respuesta a la
medida cautelar presentada por el monopolio de Clarín para defender a sus 300
medios, la Suprema Corte
de Justicia falló en ratificación de la nueva Ley de Medios, a la cual deberá
adecuarse ese grupo empresarial conservando 24 de sus licencias.
La finalidad
de esta ley es que a partir del próximo 7 de diciembre todos los argentinos
tengamos la libertad de informarnos a través de nuestra propia conciencia. Sin
embargo, la reacción inmediata por parte de semejante grupo
financiero-mediático ha provocado un tejido de alianzas que ha sido pieza clave
de etapas negras de nuestra historia.
Igualmente se jactan, a través de
comunicados de organismos internacionales de prensa, de no disfrutar de la
libertad de prensa en nuestro país, gozando paradójicamente de los mejores
espacios en casi todos los medios, obviamente, del mismo dueño. Convocan
manifestaciones para enrarecer el ambiente y no mencionan la verdadera libertad
de prensa, ya que luego de los feroces ataques a nuestros colegas no hemos
visto tapas de diarios ni titulares en los noticieros que hagan mención al
hecho. Quizás sea ésta la libertad de prensa que buscan, pues con la última ley
de medios –1976– nos acostumbramos a vivir de la unilateralidad.
El 7 de junio de 1810
Hace 202 años nacía en nuestra patria la
“Gazeta de Buenos-Ayres”, cuyo director fue Mariano Moreno, uno de nuestros
primeros patriotas y mártir del periodismo nacionalista. Quizás el peor de sus
pecados fue luchar por un pueblo libre. Quizás el nacimiento del periodismo en
la argentina no debía tener un sentimiento independentista, ya que por aquellos
años muchos argentinos lo bastardearon para seguir respondiendo a los intereses
españoles. Hoy lo seguimos viviendo a través de cobardes agresiones a distintos
trabajadores y luchadores, pero no tenemos la posibilidad de enterarnos.
Desde La Bicentenario queremos
recordar a los precursores de nuestra ley de medios democráticos por nacer,
como Mariano Moreno, Rodolfo Walsh y José Luis Cabezas, entre otros.
Representan para nosotros un claro ejemplo de amor a la profesión, ya que
dejaron su vida buscando la verdad sin dejar su compromiso social de lado.
Nunca vendieron su dignidad, y lo pagaron muy caro.
Reivindicar
nuestra tarea
Para reivindicar nuestra tarea debemos
tener en cuenta que ser periodista nos puede llevar a cumplir el rol de
intelectual, pero esto no nos debe confundir. También somos trabajadores, y
nuestro intelecto no nos debe ubicar en una realidad que se ponga por encima de
la comunidad. Nunca debemos subestimar a nuestro pueblo.
Hace menos de un año vimos al pueblo
argentino manifestarse de la manera más pura, en las urnas. Los datos
históricos hablaron por sí solos. Como comunicadores, tenemos la libertad de
coincidir o no, pero a través del respeto al soberano, ya que al estar inmersos
en él no podemos alejarnos de las decisiones de nuestro pueblo, que siempre
será más sabio que nosotros.
Algunos colegas tienen la posibilidad de
gozar de nuestra creciente libertad de expresión sin coincidir y es un acto de
libertad muy valioso también. Pero nuestra tarea llega mucho más lejos, pues
tenemos una responsabilidad gigante con nuestra sociedad. He aquí que pedimos
también que se respete hasta el hartazgo nuestra comunicación, ya que la
sociedad, o parte de ella, espontáneamente actuará de alguna manera a raíz de
la información que reciba.
El hecho de comunicar mensajes en
términos potenciales brinda una herramienta muy grande para confundir a la
sociedad, y el monopolio ha hecho uso excesivo de ese recurso para luego
retractarse sólo en la letra chica. Algunas personas han tenido ciertas
actitudes al punto de realizar gestos obscenos provenientes de Norteamérica a
la cámara de TV, obviamente dirigiéndose a nuestra presidenta (votada por la
mayoría de los argentinos) y sus militantes.
Aquí surge una casualidad muy grande ya
que, antes de realizarse aquel cobarde ataque a nuestros colegas de “678”, los manifestantes le
hacían el mismo gesto a la cámara de TV. Por ello debemos medir los
posibles resultados de nuestras actitudes en los medios de comunicación.
Aquí nos detendremos para nuestra última
reflexión. En condición de periodistas, somos hacedores de confusión, de
crispación, de insultos y de violencia, como también de tolerancia, de valores,
de educación, de información y de grandes oportunidades para crecer como
Patria. Por ello debemos aceptarnos y ayudar a aceptar, ya que nuestra tarea ha
pasado a ser decisiva en cada momento de nuestra historia. Como periodista,
como militante político y como argentino, doy la bienvenida a una nueva Ley de
Medios que tendrá contenido a través de mis colegas y yo (y nuestros
compatriotas).
Darnos la posibilidad de luchar por
nuestras reivindicaciones sociales no es poca cosa.
Para que sigamos peleando por nuestros
derechos y en pos de nuestra democracia,
¡Feliz día les desea La Bicentenario Mendoza!